Una de las actividades que desarrollamos desde Mujeres por los derechos es la de concientizar a los más jóvenes sobre formas de resguardar su privacidad y de mantenerse a salvo del acoso, los abusos y la explotación sexual. Para esto, solemos visitar escuelas y dar talleres y charlas que se enmarcan en distintos proyectos institucionales, sobre todo en proyectos de Educación Sexual Integral.
Eso hicimos, por ejemplo, el pasado 11 de mayo en Rosario del Tala. Gracias a la invitación del AGMER y de la Coordinación Departamental de ESI, pudimos acercarnos a la escuela Onésimo Leguizamos y hablar de los peligros que encierran las redes sociales. Nuestros jóvenes las utilizan muchas veces sin saber que del otro lado hay abusadores, proxenetas y traficantes de personas que se hacen pasar por amigos y se aprovechan de su inocencia, de su confianza. Sobre este y otros temas conversamos con los chicos y las chicas de la escuela, con docentes y trabajadoras sociales.
La única manera de frenar el accionar delictivo de las redes de trata, con sus prácticas violentas y prostituyentes, es con afecto, con información, hablando de estos temas. No tenemos que culpabilizar a los chicos ni hacerles sentir vergüenza por equivocarse: los criminales saben cómo atraerlos y ellos son muy chicos todavía. En vez de prohibirles usar las redes, que llegaron para quedarse, enseñémosles a detectar el peligro: a no compartir fotos íntimas, a no hablar con quien no conocen, a no creer en promesas de contratos de modelaje ni de trabajos milagrosamente bien pagos. Afecto, información y comprensión, eso necesitan, y eso es lo que no debe faltarles.
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