Desde la asociación Mujeres por los Derechos luchamos contra los abusos sexuales, sobre todo en la infancia y en la adolescencia, contra toda forma de violencia, pero sobre todo de violencia contra personas en situación de vulnerabilidad, y por la abolición de la prostitución y la trata.

viernes, 27 de agosto de 2021

Rosa: la valentía de un buen corazón

Una de las colaboradoras más estrechas de Mujeres por los Derechos es Rosa Jazmín. Quise hablar con ella para compartir con ustedes su experiencia y su actividad en el acompañamiento de víctimas de violencia de género. Aunque la trata y la prostitución son instancias gravísimas de violencia, existe otra forma que también tenemos que desterrar de una vez: la violencia que se da en el ámbito doméstico, en la pareja y con los niños y las niñas, una violencia que nos deja graves secuelas y que engendra muchas otras. De Rosa aprendí que se puede ayudar desde donde estamos, con el impulso que da la experiencia y el buen corazón. 


Rosa, ¿te acordás de cómo nos conocimos?

¡Sí! ¡Haciendo mandados en el barrio! Nos saludamos y nos pusimos a charlar. Me comentaste sobre la organización y yo justamente estaba haciendo un acompañamiento a mujeres en situación de violencia de género por mi cuenta. Me invitaste a tu casa y de ahí en más trabajé con ustedes. 


Me gustaría que nos contaras cuál es tu rol dentro de Mujeres por los Derechos…

Dentro de la organización hago recorridas para conversar con mujeres en situación de prostitución, para que se cuiden y se chequeen con el médico. Trato de hablarles para que piensen en qué les gustaría hacer si pudieran cambiar su situación. Les pregunto si saben cuáles son sus derechos, si pensaron en que la mujer hoy puede tener diferentes roles… Hablando con ellas me dí cuenta de que todo en sus vidas conlleva violencia, y que hay acompañar y contener a esas mujeres. Mucho de lo que les pasa tiene que ver la vida desde su hogar y sus familias. Cada caso es diferente, pero todos son complejos. 


¿Qué aspectos de tu historia personal te permiten desempeñarte en ese rol? 

Yo salí de una situación de violencia de género con una pareja. Además, lo viví en mi seno familiar. Nunca naturalicé ese tema, pero mi madre lo vivió con mi padre y viví todo esos años de maltrato y de golpes. Yo lo denunciaba a mi padre y mi madre lo defendía… Y de chica yo decía: “A mí no me van a hacer lo mismo”. Estaba convencida de que no me iba a pasar, pero ya de grande lo viví en mi propia casa. Es tal el apego emocional hacia tu pareja que cuesta mucho separarse, da mucho miedo, sobre todo, a quedarse sola. Pero gracias a Dios pude dejar a esa pareja.


Si pudieras volver al pasado y tomar diferentes decisiones, ¿cuáles cambiarías?

Si volviera al pasado buscaría hablar más del tema de la violencia. Hoy me doy cuenta de que por lo que hemos aprendido del amor no conocemos a fondo qué es amor y qué es violencia, y menos sabemos sobre nuestros derechos. Sabemos muy poco sobre lo que pasa con la salud mental cuando se vivieron situaciones de violencia entre los padres durante la infancia. 


¿Qué te parece que debe hacer hoy una mujer que se encuentra en una situación violenta?

Hoy una mujer que esté pasando por violencia no debe callarse. Tiene que buscar ayuda urgente. Tenemos que entender que el golpe y el maltrato no son amor. Hay que denunciar en comisarías, en fiscalías o centros territoriales y al teléfono 144, en municipios o comunas. 


¿Qué rol te parece que juegan las familias y la escuela en la prevención de la violencia de género?

Necesitamos difundir desde temprana edad, en el hogar y en la escuela, la idea de la no violencia en todos los aspectos, del respeto por el otro. Cuanto más conocimientos tengamos sobre nuestras emociones y cómo canalizarlas, menos violencia habrá. Es cierto que todos los casos de violencia dentro de la familia son distintos, y eso es algo que también hay que conocer. He visto situaciones de agresión por el uso de drogas, por el alcohol, por celos posesivos. Es imprescindible que exista una red de contención que acompañe a las víctimas a los lugares que hay acá en Santa Fe para su atención. 


A tu modo de ver, ¿qué les falta a las políticas públicas para erradicar o al menos luchar mejor contra la violencia de género?

Hay que darle más difusión al tema, mejorar el acompañamiento terapéutico, descentralizar las entidades y disminuir tanto papeleo. He visto a mujeres que han hecho varias denuncias y todo queda en la nada. Hay que capacitar a la policía sobre este tema para que den su respaldo cuando denunciás. Mucha gente trabaja bien, pero sigue habiendo falencias.


Para terminar, ¿qué te gustaría decirles a las mujeres que necesitan ayuda y no saben qué hacer?

Les diría que valoren el rol importante de ser mujer, que entiendan lo que representa una mujer para su familia y para la sociedad y que reclamen el derecho que tienen a vivir una vida plena y segura, para ellas mismas y para poder formar hijos e hijas en igualdad de derechos, sin lastimarse.  Sé que no es fácil, pero si nos ayudamos, si cada una pone su granito de arena, lo podemos lograr.


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