Hoy quisiera presentarles a una de las mujeres que trabaja con nosotras en Mujeres por los Derechos, la Licenciada en Psicología Luciana Nessier. Estuvimos conversando sobre su tarea en la Asociación, sobre sus opiniones sobre las políticas públicas y sobre el rol de docentes y familias en la prevención y el tratamiento de casos de abuso, prostitución y trata.
Nos cuenta Luciana:
Conocí sobre Mujeres de los Derechos a través de sus libros, que me regaló mi mamá. A partir de ese primer conocimiento me uní a una de las marchas y luego me acerqué más a la asociación, donde hoy cumplo el rol de psicóloga. Es una tarea necesaria que nadie estaba realizando, así que estoy contenta de cumplirla. Tenemos un espacio en mi consultorio particular, donde podemos hablar con privacidad. También trato de acompañar en otras tareas, como en los talleres que se hacen en las escuelas, en el trabajo de prevención y promoción, en la organización de la Asociación –para pensarnos dentro de una estructura, para presentar proyectos–.
No estoy acá por azar, sino que yo misma me acerqué porque me interesa el tema de la trata y la prostitución. Llego al tema a través de otra activista, Sonia Sánchez, que dio una charla en mi facultad. Yo ya estaba interesada en cuestiones de violencia de género, pero fue a partir de su charla que entendí la importancia de trabajar en esta actividad en particular. Empecé a leer, a meterme en el tema, a fortalecer más mi posición abolicionista. Me sigo formando en cuestiones de género, y creo que es muy importante acompañar a estas organizaciones, que muchas veces no tienen los recursos para tener profesionales de manera permanente. Mientras pueda sostenerlo, seguiré apoyando. Lo veo además como un espacio de formación, porque en la facultad no nos han enseñado nada sobre trata y prostitución, así que me parece que acá puedo aprender para desempeñarme mejor.
Faltan políticas públicas para sobrevivientes de trata y prostitución. Hay políticas para víctimas de violencia de género, pero para ayudar realmente tienen que funcionar en conjunto con quienes participan de estas organizaciones, porque aunque se estudia sobre el camino que hace la víctima, hay mucha teoría y se visibiliza el problema, en la práctica pocas cosas han cambiado. No debe ser una cuestión de propaganda política, sino abordarse como una forma de solucionar el problema.
Muchas veces las sobrevivientes no tienen los recursos para hacer lo que deben hacer para salir adelante, pero es importante que como primer paso pidan ayuda. Pueden acercarse a este tipo de organizaciones antes de ir al Estado –que muchas veces pone trabas al principio. Ir acompañadas les va a dar más seguridad y van a poder lograr apoyo más ´rápido. Se necesita más difusión sobre los medios de contacto en casos de violencia o de trata, ya que no todas las personas tienen acceso a internet o a las redes. Ni los profesionales saben bien qué hacer, y cuando finalmente hacen algo se suelen encontrar trabas. Los centros de salud, los hospitales, a pesar del posible rechazo inicial, alguien las va a escuchar y pueden encontrar ayuda.
La escuela tiene un rol fundamental, y sería aún mayor si la ESI se implementara como se debe y los docentes contaran con la información que necesitan. Todos los docentes deberían estar formados para abordar estas situaciones además de enseñar su materia. Hemos comprobado al ir a dar las charlas que los talleres de ESI son importantes. El año pasado se activaron 8 protocolos a partir de lo que los chicos contaron sobre situaciones de abuso. Para que las infancias de hoy tengan asegurada una educación con esa información, una de las medidas que debe tomar el Estado es la de fortalecer la ESI y la formación. Las familias tienen roles ambivalentes, porque muchas veces la violencia está justamente dentro de la familia o no se cuenta con la información necesaria para poder tratar casos de abuso. Las familias juegan un rol importante pero solo si cuentan con la información y la educación que deberían tener. Muchas veces las familias no les creen a las víctimas, y a veces esto ocurre simplemente porque no saben qué hacer ante lo que los chicos y las chicas relatan en sus casas.
Para terminar, me gustaría agregar que le seguimos poniendo el cuerpo a esta lucha. Es difícil cuando no se cuentan con recursos, cuando te cierran puertas, cuando no te escuchan. Ojalá en un futura se pueda minimizar la violencia contra las infancias y las personas en situación de trata y prostitución. Confío que con educación y mucha intervención de organizaciones como esta y del estado se puedan generar cambios. Me gustaría decirle a cualquier persona que esté en una situación de violencia, protitución o trata, que pidan ayuda, que acá estamos para ayudar.
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