viernes, 2 de julio de 2021

A 40 años del primer diagnóstico del VIH: la prevención y la educación como formas de pelear la otra pandemia

 A 40 años del primer diagnóstico de VIH-SIDA, entrevisté a una mujer que ha sido muy importante en mi vida. Lucrecia Williner es Trabajadora Social, feminista, docente de la Escuela Superior de Enfermería y educadora popular. Trabaja desde hace diez años en Salud Publica, y es integrante del equipo interdisciplinario que trabaja con personas viviendo con VIH en CEMAFE,  parte del Servicio Social del Nuevo Hospital Iturraspe. Además trabaja en CANOA, una organización de Hábitat y Educación Popular que desde 1988 trabaja en la ciudad de Santa Fe y en otras localidades,  por la construcción de un  Hábitat Popular inclusivo, con perspectiva feminista. Fue en CANOA donde conocí a Lucrecia, y ahora, muchos años después, me acerqué para que nos cuente sobre su trabajo con el VIH y las infecciones de transmisión sexual (ITS).


¿Podrías contarnos de qué manera se está trabajando en Santa Fe para prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual?

Los equipos que funcionaban en Hospital Cullen y en el Hospital Iturraspe se han integrado en el CEMAFE. Desde ese nuevo ámbito llevamos adelante la atención y seguimiento de las personas que viven con VIH para garantizar el Derecho a la Salud. Trabajamos para posibilitar el acceso al diagnóstico oportuno, una atención integral a través del abordaje interdisciplinario y fundamentalmente reducir el estigma y la discriminación. El equipo está conformado por medicxs infectologxs, una médica clínica, una pediatra, administrativas, una psicóloga y una trabajadora social. La detección precoz de las personas infectadas, que son aquellas que no presentan síntomas y no saben que tienen la infección, nos brinda posibilidades de acceder a tratamientos que hoy en día son altamente efectivos y así se evita que la infección avance.

¿Cuál es tu rol específico en ese programa como trabajadora social?

En mi trabajo cotidiano intento reflexionar con las personas para que transciendan la mirada medico-hegemónica del diagnóstico. Esto implica comprender la salud como proceso, con posibilidades reales de transformación, y con una multiplicidad de causas y actores que es necesario que se evalúen y se pongan en juego al momento de pensar estrategias de intervención y de acompañamiento. Los vínculos sociales tienen un lugar fundamental para pensar a esa persona en su contexto de vida cotidiana con la complejidad que cada situación presenta.

¿Con qué líneas de acción se está trabajando?

El Equipo de trabajo tiene algunas líneas estratégicas de intervención­. La primera es la de  Prevención y Promoción, porque es fundamental trabajar para diagnosticar a las personas no diagnosticadas, que según el boletín oficial sobre VIH/SIDA es de 20 %. En este punto me parece fundamental destacar el trabajo que realizamos con vos y la organización Mujeres en Actividad. Nunca me canso de destacar la necesidad y la importancia del trabajo articulado entre el Estado y las Organizaciones sociales. En el momento de mayor articulación funcionábamos en el Viejo Hospital Iturraspe, donde teníamos un espacio de consejería para testear en ITS de manera espontánea, confidencial a la población que se acercaba.

Y fue en ese marco que empezamos a trabajar en las recorridas nocturnas para hacer prevención y entregar preservativos a las mujeres en situación de prostitución. Después acompañábamos a las compañeras al espacio de consejería para que se realizaran los controles, que eran voluntarios.

Y se generaba un vínculo que no necesariamente terminaba con el testeo, ya que muchas veces surgían otras dudas y consultas en relación al acceso al derecho a la salud, por lo que muchas veces se realizaban otras derivaciones a servicios específicos del Hospital o a los Centros de Salud. También los talleres que organizamos con vos fueron importantes. Hemos organizado talleres de sensibilización con estudiantes de la carrera de enfermería que cursan en la ciudad de Santa Fe. Te acordarás de que participaste varios años en la Catedra “Genero y Sexualidad” que teníamos a cargo con otra Trabajadora Social, Nerea Tacari, en la Escuela Superior de Enfermería. Este espacio ha sido un gran aporte para formar profesionales de la Salud con perspectiva de Género en temáticas tan importantes como Violencia de Genero, Trata, Prevención de ITS, entre otras temáticas que surgían en los intercambios.

¡Tengo grandes recuerdos de esa época y espero que ese trabajo se pueda retomar pronto! ¿Qué se hace con quienes ya saben que tienen una infección?

Esa es nuestra segunda línea de trabajo, la de Asistencia y Abordaje Integral. Algunos de los aspectos que trabajamos tienen que ver con la adherencia al tratamiento antirretroviral, diferentes situaciones de vulneración de derechos, hacemos seguimiento de las situaciones de niñes y adolescentes que viven con VIH, etc.

¿Cambiaron las cosas con la pandemia?

Antes del actual contexto sosteníamos espacios de encuentro entre pares, espacio confidencial de contención y apoyo ante el diagnostico, para que las personas viviendo con VIH pudieran compartir sus experiencias, conocer a otras personas que atravesaban la misma situación, intercambiar información general, y fortalecer el vínculo con el equipo de salud. Esperamos que pronto podamos retomar estos encuentros, con protocolos de distanciamiento. También realizamos trabajo articulado con otras instituciones para el abordaje de situaciones familiares complejas. Por ejemplo, con equipos de Niñez, de atención y abordaje ante situaciones de violencias, consumo problemático de sustancias…

¿Y cuál es el rol de la educación en todo esto?

Justamente nuestra tercera línea de trabajo tiene que ver con la Formación y la Capacitación: sostenemos que la formación y actualización constante son la manera de seguir abordando y trabajando en la temática. Para lograr eso,  participamos en diferentes seminarios, simposios. Durante todo el 2019 hemos llevado adelante un proyecto de capacitación a los equipos de los Centros de Salud de Atención Primaria de la ciudad de Santa Fe y de la Costa Santafesina. Hoy, a 40 años de los primeros diagnósticos, es necesario seguir fortaleciendo y trabajando con los equipos de la red de atención primaria, con las organizaciones sociales y la población en general, necesitamos trabajar fuertemente para reducir el miedo al resultado, para reducir el estigma y la discriminación.

Y esto nos lleva a la ESI, la Educación Sexual Integral. ¿Qué papel juega en todo esto?

Es fundamental trabajar para que llegue la información a la población, ya que lo que no conocemos genera miedo. La desinformación es la principal causa de discriminación, así que necesitamos trabajar para que se garanticen y se cumplan leyes fundamentales como la de Educación Sexual Integral, justamente, para garantizar que la información de calidad llegue a les niñes y adolescencias. La ESI comienza en nivel inicial justamente para aprender a conocer y cuidar nuestros cuerpos, necesitamos ESI para que las relaciones sexuales sean consentidas, cuidadas, seguras, para poder decir NO y que sea NO, también necesitamos una nueva ley de VIH-SIDA, y seguir apostando a la construcción de una sociedad que no discrimine a nadie por como elige vivir su sexualidad.

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