Entrevista a Alicia Perna
Conversé con
Alicia Perna, para mí un ejemplo de militancia contra la violencia y a favor
del abolicionismo, una mujer que me ayudó mucho cuando yo todavía sentía furia
y miedo por lo que había vivido. En esta entrevista habla de sus inicios en la
política y de los proyectos que llevó adelante, y nos cuenta lo que piensa
sobre las formas en que se puede apoyar a quienes han sido víctimas de
violencia y contribuir a ponerle un freno a la opresión prostituyente.
Para empezar, contanos un poquito acerca de vos y de tus inicios como docente, porque esas primeras elecciones han ido marcando tu camino como mujer y como profesional.
Estoy cercana a
los sesenta años, soy soltera y no he tenido hijos, pero tengo diez hermosos
sobrinos que me hicieron tía abuela con Augusto y con un nuevo bebé que llegará
en primavera. Soy profesora de Francés
Lengua Extranjera y profesora de Lengua y Literatura, en ese orden. Comencé mi
carrera docente por afinidad con la lengua y a la cultura francesa, y luego me
enamoré de la educación, de lo que significa la educación para la sociedad,
para transformar la sociedad, para hacer libre a los hombres y a las mujeres.
Fue así que me especialicé en gestión educativa y a los 32 años fui directora de
una escuela secundaria rural. Luego, previo concurso titularicé en una escuela
técnica de la ciudad de Reconquista.
¿Por qué decidiste dedicarte a la política?
Educación y
Derechos siempre fueron mis objetivos con respecto a mí misma y a los otros.
Por eso empecé a interesarme e incursionar en la política y milito en la Unión
Cívica Radical. Creo firmemente en la Republica, en la Constitución, en la
libertad de expresión. En la igualdad entre todos los seres humanos. Creo que
el Estado debe cuidar y garantizar la división de poderes, el funcionamiento de
las instituciones, garantizar el derecho al agua, a la educación, a la salud, a
la alimentación entre otras cosas, pero sobre toda a la libertad física y de
pensamiento. A lo largo de los 2000, mi militancia partidaria y sindical se fue
transformando en una militancia social, sobre todo a favor de políticas de
mujeres y de niños y niñas.
¿Cómo ves hoy a los partidos políticos?
Estoy
convencida, desde cuando empecé a militar en 1982, de que los partidos
políticos son las instituciones que deben formar líderes para llevar adelante
políticas de gestión pública con un proyecto de Nación y de sociedad. Desgraciadamente,
hoy ya no es así. Creo que los partidos políticos deben ser espacios de debate
filosófico e ideológico.
Algo que me interesa mostrarles siempre a los y las
más jóvenes es que lo que somos de muy jovencitos puede cambiar a los diez
años, y otra vez a los veinte años… Quiero que vean que si nos capacitamos y
salimos a trabajar en lo que creemos podemos lograr grandes cosas. ¿Cómo fue tu
camino de la docencia, que tanto amás, a tu lugar actual en la política?
El nuevo milenio
me encontró asentada en mi profesión y en plenitud personal, y entonces vino la
decisión de lanzarme seriamente a la carrera política, camino que ya había
comenzado con mi militancia partidaria. Había sido candidata a concejal de la
ciudad de Reconquista y a diputada provincial y ya había ocupando varios cargos
dentro del partido. También había ocupado cargos en la AMSAFE departamento
General Obligado, ya que pensaba no podía defender los derechos de otros si no
defendía los propios. Primero fui miembro de la Comisión Directiva de la AMSAFE
Departamento General Obligado de 2003 a
2006. Después fui Diputada Provincial de
2007 a 2011, luego, durante la gobernación de Antonio Bonfatti, ocupé el cargo
de Directora de Relaciones Institucionales del Ministerio de Desarrollo Social,
en el equipo de quien creo que ha sido la mejor Ministra de Desarrollo Social
que tuvo la provincia de Santa Fe, Mónica Bifarello. Después ocupé
orgullosamente el cargo de Concejal de la ciudad de Reconquista entre 2013 y
2017. En 2020 me jubilé en plena pandemia y sigo trabajando desde otro lugar.
Y gracias a tu militancia política fue que nos
conocimos. ¿Qué recordás de esa época?
Tal cual, te
conocí cuando era Directora de Relaciones Institucionales. Vi una Elena crispada,
enojada, descreída totalmente de funcionarios. Una Elena resentida y
contestaria, una Elena herida. Charlamos, llegamos a acuerdos. Resolvimos y
sirvió. No sé si las respuestas que di en ese momento resolvieron situaciones
profundas o fueron parches como tantas otras ayudas de tantos funcionarios,
pero sí, esa llegada de Elena a mi oficina hizo que pudiéramos entendernos,
conocernos y querernos. En ese momento, entre las cosas que hice para ayudar al
grupo de mujeres con el que trabajabas fue hablar con mi hermana Sonia, que era
coordinadora de Salud de Reconquista, e hicimos una primera campaña, yo tibia,
vos desconfiada, y Sonia abierta a nuevas experiencias desde la gestión. Nos fue bien en las intervenciones en los centros
de salud sobre HIV/ Sida. En realidad, les fue bien a ustedes, yo acompañaba…
Recuerdo que después tuvimos un largo y hermoso almuerzo en mi casa, ¡y mi casa
se convirtió en tu casa en Reconquista!
Eran épocas en las que nos podíamos juntar y armar
talleres, charlas, encuentros…
Talleres y
charlas en sindicatos, en los comités de la UCR de toda la región, en escuelas,
en espacios ofrecidos por municipalidades y comunas. Hablamos del Sida, de la
prostitución, de abusos sexuales dentro de las familias, del abandono de las autoridades,
de la falta de políticas o de cómo las medidas y las intervenciones del Estado
y la Justicia llegan siempre tarde. Hablamos e hicimos campaña a favor del
aborto legal y del abolicionismo. Montamos la obra de teatro “Elena” en lugares
increíbles, como la ciudad de Avellaneda, y entramos al Puerto Reconquista, de
una manera tímida primero y luego, con denuncias.
En el Puerto Reconquista, para quienes no lo saben, se
trabajó para denunciar a una red muy poderosa de proxenetas que prostituían a
niños y niñas. ¿Cómo ves hoy a
Reconquista en cuanto a la protección de los derechos de infancias, mujeres y
personas trans?
Tengo que decir
que estoy en contra de todo tipo de violencia, y en especial en contra de la
violencia contra mujeres, adolescentes, niños y niñas. En eso consiste mi
trabajo social, en llevar adelante proyectos y acciones que propendan a tomar
conciencia de la violencia y a ayudar a mujeres y adolescentes de poder salir
de esa situación. En este sentido, de un tiempo a esta parte, en Reconquista y
en todo el norte santafesino comenzaron a conocerse los graves casos de
violencia y sobre todo de violencia sexual, gracias a las organizaciones
feministas y a instituciones como Crecer Reconquista, que trabajan el tema
acompañando y gestionando muchas veces por las mujeres. Pero los gobiernos
locales no están a la altura de las circunstancias. En los equipos técnicos
tienen un déficit en poder resolver rápidamente las situaciones y muchas veces
las intervenciones son a medias o se cruzan con las de otras instituciones. Se
suma a esto que nunca hay recursos suficientes para trabajar profundamente el
tema y siempre los gobiernos se quedan con acciones superficiales o dando un
bolsón de comida a mujeres que necesitan mucho más. También desde el estado
provincial, si bien en los últimos diez años ha mejorado mucho, los recursos
son escasos, ya sea en atención o en insumos, y pocas veces llegan a tiempo a
las víctimas de violencia. Tengo la sensación que se dice que se hace, pero que
no se hace nada concreto para resolver la situación de cada mujer víctima de
violencia.
Uno de los objetivos de esta charla nuestra es el de
difundir la postura abolicionista con respecto a la prostitución, una postura
que compartimos.
Para mí, y esto
es compartido con el grupo de personas que conformamos Asociación Civil Crecer
Reconquista, la prostitución no es un trabajo. Nadie quiere ejercerla, sino que
se ve obligada a ejercerla, por lo tanto, sea cual fuere el lugar y las
condiciones de ejercicio de la prostitución, es un estado contrario a la
libertad, es un estado de trata, y es desde el concepto de abolicionismo que
los estados y las instituciones pueden desarrollar políticas a favor de las
mujeres que están bajo este yugo. Si hoy fuera
funcionaria con decisiones en el gobierno municipal, no dudaría en crear un
espacio público dedicado al desarrollo de las mujeres: capacitación, políticas
de hábitat para ella y sus niños y acompañamiento en trabajo productivo para
que logren su autonomía económica. Pero
el gran desafío viene de la educación de los varones, desde la familia y desde
la escuela. Educar varones no violentos, varones pares de las mujeres, varones
cariñosos y por supuesto, varones no consumidores de prostitución.
Entonces vos dirías que desde la política se pueden
hacer cosas concretas para mejorar la situación de mujeres y niños en situación
de violencia.
¡Claro que sí!
Con otras mujeres trabajé muy fuertemente por los derechos y el bienestar de
las mujeres y niñas aborígenes de Santa Fe, tuve el honor de haber andado
camino con mujeres lideresas de la talla de Clara Chilcano, Margarita Vázquez,
Ruperta Pérez, Dorita Salteño. También, durante mi mandato como concejal fui
Presidente del Consejo Municipal de la mujer de la ciudad, habiendo impulsado y
organizado las primeras marchas del Ni una menos, junto a otras mujeres
valientes. Con otras concejalas de la ciudad, creamos un ámbito para acompañar
a las mujeres en el proceso de denuncia de violencia de género, en el mismo
Concejo Municipal y fomentamos ordenanzas que tienen que ver con el bienestar
de las mujeres (hábitat, condiciones laborales, cupos trans y de mujeres en
situación de violencia). Fue allí, en ese lugar sensible y sororo, pudimos
presentar por primera vez tu libro Yo
elijo, cosa que replicamos a lo largo de toda la región visitando cada una
de las localidades del norte santafesino. ¡Se puede hacer mucho desde la
política!
¿Y qué te parece que se puede hacer desde afuera de la
política partidaria para ayudar en la lucha en contra de la trata y la
prostitución?
Hay muchas
asociaciones con las que la gente puede colaborar. En la actualidad, por
ejemplo, sigo haciendo mi servicio en la asociación civil Crecer Reconquista,
institución que presido desde 2013 y que busca llevar adelante políticas
integrales para el bienestar de las personas. Entre esos objetivos está el
trabajo contra la violencia y a favor de los derechos de mujeres, adolescentes
y niños y niñas. Desde el año 2010, la
asociación gestiona una casa de protección de mujeres y niños en situación de
violencia, y forma parte de la red de casas de protección de la provincia de
Santa Fe con convenio con el estado santafesino. Allí se da alojamiento, se
brindan talleres, acompañamiento legal y psicológico a las mujeres que vienen a
la casa con sus niños. En este marco, yo me ocupo de la logística y de los
recursos de la casita. Además, llevamos adelante un proyecto de acompañamiento
de mujeres con niños en edad escolar que fueron alojadas en la casita, para
ayudar en su continuidad en la escuela, así como su asistencia de salud y
alimentaria. En este momento, por ejemplo, también se está acompañando a dos
mujeres que tratan de salirse de la prostitución.
El trabajo en asociaciones es muy importante… Y las
personas que quieren hacer algo concreto por cambiar las cosas podrían
acercarse a alguna que funcione en su zona, por ejemplo. Siempre hay algo que
se puede aportar al otro para que mejore su vida, desde lo que uno sabe, no
solo desde lo que tiene.
En la asociación
civil Crecer Reconquista también realizamos otras actividades y llevamos
adelante otros proyectos. Antes de la pandemia teníamos, y hoy estamos viendo
la posibilidad de retomar, talleres de formación y capacitación laboral para
mujeres, en los que se incluyen también charlas sobre violencia y
derechos. Y en este andar, seguimos
profundizando lazos con vos, contándonos nuestra historia, nuestros amores y
desamores, nuestras alegrías y penitas. Compartimos mesas con nuestras
familias, yo con la suya y vos con la mía. ¡Tan distintas y tan iguales! ¡Y nos
queremos y nos extrañamos! Ya terminará la pandemia y volveremos a preparar
equipo de mate y salir por las rutas a ofrecer más educación para más mujeres
libres.
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