viernes, 8 de octubre de 2021

"Empecé a los 16 porque mi pareja me obligaba." El testimonio de Cinthia.

Yo vivía con mi mamá, mi papá y mis cuatro hermanos. Cuando yo tenía seis años murió mi hermana, que tenía siete. Quedó electrocutada. Ahí cambiaron las cosas en el entorno familiar porque les echaban la culpa a mi mamá y a mi abuela. Mi papá empezó a tomar. Los fines de semana tomaba, y no le quería dar plata a mi mamá para que nos diera de comer a nosotros. Entonces ella empezó a salir a pedir con nosotros. Salíamos en un cochecito a pedir, todos los días y también los sábados, pero los sábados a veces salíamos solos porque ella trabajaba en casas de familia. Y por ahí nos sentíamos mal porque cuando volvíamos a casa había una chica que, me acuerdo al día de hoy, nos gritaba “mangueras”, “mangueras”, y otros chicos más que siempre se burlaban de nosotros. 

Ilustración: Elisa Algranati

Después papá le empezó a pegar a mi mamá, los fines de semana le pegaba, hasta que uno día, cuando fuimos más grandecitos, le pegamos a él, yo con un palo de escoba y mi hermana con una sartén, y como lo enfrentamos mi papá se calmó un poco. Estuvo tranquilo un tiempito hasta que después, otra vez. Cuando volvió a pegarle a mi mamá ella decidió dejarlo. Nos fuimos a la casa del hermano de ella. Lo que yo recuerdo, que nunca le conté a nadie, es que cuando estábamos en la casa de mi tío, un primo que era de Chaco nos manoseaba cuando mirábamos televisión. Por suerte no pasó a mayores.

Hice la escuela primaria. En la secundaria dejé en primer año, me anoté otra vez y volví a dejar. Después de dejar la escuela, yo ya me junté. A los 16 años fue cuando empecé a hacer la prostitución, porque mi pareja me obligaba. A lo primero me mandó a Blas Parera. Trabajaba ahí con una amiga. Y después de ahí me mandó afuera. Un mes fui a Chubut y a Tierra del Fuego, y de ahí empecé a “trabajar”, no me acuerdo bien cuánto tiempo, pero cuando volví mi mamá me buscaba, hicieron la denuncia y todo, y después seguí “trabajando”, y después dejé todo eso porque hablé con mi pareja y mi mamá también habló con él y puede dejar todo eso, más que nada por mi mamá, que la veía que sufría mucho. Empecé a trabajar como empleada doméstica. Cuatro trabajos tenía de empleada doméstica. Y de ahí empecé a salir adelante.

Llegué a Mujeres en Actividad, que hoy se llama Mujeres por los Derechos, porque mi cuñada y mi concuñada me invitaron. Me acuerdo que era un lunes, que mi nena era chiquita, tenía tres años, hoy tiene cinco. Vamos, me dijeron, vamos a una charla de mujeres, que algunas “trabajan”. Y fui y escuché las historias de las chicas y me gustó. Empecé a ir los lunes, y estaba bueno escuchar sus historias. Me quedé porque me sentía cómoda y me gustaba salir un rato, porque siempre que necesité algo Mujeres siempre estuvo. Es bueno ayudar a chicas que han pasado por cosas tan malas.

De mi parte pienso que no es un trabajo la prostitución. Hay muchas chicas jovencitas que pueden salir adelante, así como yo pude, y buscar otras cosas. Sé que no es fácil porque muchas creen que es un trabajo, y no lo es. Les digo que se puede salir, que con ayuda van a poder. Hay chicas que están muy perdidas en la droga, y eso es un tema. Cuesta mucho salir de ahí. Yo le agradezco a Dios que pude salir, porque si no, no sé qué sería hoy de mi vida, dónde estaría, y a esas chicas hoy les digo que se puede, que sí se puede.

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