El testimonio de Moni: "Yo antes creía que esto era un trabajo"

Le pregunté a Moni por su vida familiar, por la escuela. Quise saber cómo y por qué se había prostituido y cómo fue su vida. Me contó qué piensa hoy de lo que alguna vez vio como “trabajo”, y qué significó para ella Mujeres en Actividad en su momento, hoy Mujeres por los Derechos. Historias como esta nos dan ganas de seguir trabajando. 

"Bonds of Friendship" de Shelby McQuiilkin

La verdad que mi vida familiar… (silencio). Éramos muchos hermanos, mi tía falleció y mi mamá se hizo cargo de mis cuatro primos. Yo no quería ir a la escuela porque no entendía, no me gustaba. De la primaria me escapaba. Mi mamá me hizo ir a la secundaria pero yo no entendía, así que me escapaba y no fui más. Entonces conocí a una amiga que “trabajaba”. Yo tenía como 14, 15 años, por ahí, sí, y ella “trabajaba” y le iba bien. A mi me gustaba que ella le iba bien, tenía su plata y nadie la molestaba. Entonces me puse con ella. 

Yo siempre trabajé para mí. Le doy gracias a Dios que nunca nadie me golpeó ni me violó. Yo también tenía carácter fuerte, lo que no significa que te pueda pasar, pero nunca me pasó algo malo. Y bueno, “trabajaba” en el centro, y gracias a Dios conocí mucha gente buena, y también otra clase de gente, chicas que se pierden en el alcohol, en las drogas, y no llegan a nada. Por lo menos tenía mi plata y nadie me decía nada. 

Conocí a una señora que andaba vendiendo unos productos, y nos vio en la calle, y hacía poquito tiempo que me habían quemado mi casa. Yo estaba muy triste, porque fue muy fea esa situación. Ella me decía que había una asociación de mujeres que me podían dar una mano. Yo fui a hablar con Mujeres en Actividad y me dieron una ayuda de mercadería, de ropa, que fue muy bueno para mí porque en ese momento yo no trabajaba en la calle porque tenía miedo de que este hombre me mate, porque él estaba libre. Después a él lo metieron preso. Yo tenía que levantar la casa, porque era de alquiler, y en la calle a veces se hace y a veces no, y una tiene que pagar el alquiler y la luz, lo mínimo aunque sea. Gracias a este grupo yo empecé a despejar mi mente, conseguí frazadas, mercadería, ropa para mi hija, porque yo estoy sola con ella, y hoy puedo decir que hoy sé que gracias a Dios vamos a seguir adelante.

Mis hijas nunca supieron lo que yo hacía hasta que se hicieron grandes, adolescentes, y se dieron cuenta solas. Las tenía mi mamá, porque yo era muy chica. Mi mamá primero se quedó con una, después con la otra. El juez le dio la tenencia, porque yo no estaba, yo “trabajaba” en la calle. Yo la ayudaba con la escuela de las nenas, con las zapatillas.

La gente te mira feo, se corren si te ven porque saben que “trabajás” en la calle. Es muy feo. También he tenido mucha gente amiga, dueños de whiskerías, de bares, de hoteles alojamiento, que me han dejado dormir ahí, hasta la llave me han dado. Hemos pasado las fiestas en sus casas y hasta me dejaron a cargo de los hijos cuando tenían una diligencia. Siempre respeté, nunca me quedé con nada ajeno.

Yo pensaba que la prostitución era un trabajo. Yo no tomaba alcohol y veía las cosas de otra manera. Pero había chicas que iban porque los maridos las obligaban y que venían golpeadas, lloraban, se metían en el alcohol y las drogas. Con los años me di cuenta de que no era así, no porque me pasara algo malo, sino que una trabaja con su cuerpo y el tiempo pasa factura. Hoy estoy con la mitad del cuerpo dormido. Me bañaba, me iba a trabajar con el frío, o con mucha calor, y había que salir igual. Al principio pensé que la prostitución era trabajo, y después me di cuenta de que no. Que no era así.